Lo primero es que la visión no está relacionada a un ministerio específico, entendible o idealizado por el ser humano. Me explico. El llamado no está limitado a una asignación impuesta por hombre, mucho menos a una profesión que sea rentable, o un talento que te llame la atención. Así mismo el ministerio no siempre se recibe de forma audible, clara y específica acorde a la razón humana.
El Dios a quien servimos, le creemos y en quien tenemos puesta nuestra fe, es un Dios sobrenatural. Por lo tanto, nada relacionado a lo espiritual y sobrenatural estará alineado al entendimiento humano.
Para tener cierto conocimiento espiritual, es necesario escudriñar la palabra de Dios, orar y mantenerse en comunión diaria como parte de nuestra vida en la tierra. Así se alcanzará la madurez necesaria para escuchar y reconocer la voz de Dios cuando nos llama de diversas formas. Juan 15:16 “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; Para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.”
¿Cómo sabemos que recibimos un llamado de parte de Dios? ¿Alcanzamos a entender totalmente la visión que Dios nos da? ¿Es este conocimiento imprescindible para iniciar el llamado? ¿Se inicia la ejecución del propósito de Dios en el hombre después que recibe la visión o antes?
Cuando entregamos nuestra vida a Cristo Jesús, reconociéndolo como nuestro único y suficiente Salvador ante el cielo y la tierra. Hechos 3:19 “Así que, arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de consuelo.” Automáticamente pasamos a ser hijos de Dios lavados por su sangre derramada en la cruz del Calvario, Efesios 2:13.
Aquí inicia su llamado y la visión de Dios para con sus hijos, la cual está basada en la salvación de las almas por la predicación de su Santa Palabra. Una vez de haber experimentado esta gloriosa experiencia, sentimos la necesidad y devoción de compartirla con todas las personas que nos rodean.
Esta es la visión inicial de Dios implantada en nuestro corazón. ¿Por qué digo inicial? Porque el ministerio del reino de Dios es inmenso que ningún hombre sobre la tierra alcanzará nunca entenderlo.
Y una de las razones es que Jesús nos dice en su palabra; Juan 14: 12-14 “De cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el padre sea glorificado en el hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.”
Dejando en claro en este pasaje que además de ser creación suya para adorarle, TODO lo que hacemos y somos es para que nuestro Padre Dios sea glorificado en nuestras vidas. Esto reafirma lo que dice su Palabra que fuimos creados a su imagen y semejanza.
Por lo que, más que llenar la mente de conocimientos bíblicos o intelectual, (que nos es malo) tomemos en cuenta que el nuevo nacimiento se produce en el corazón produciendo una transformación. A veces la mente puede tener muchos conceptos, saberse la Biblia de memoria, los mandamientos, etc. pero si el corazón está lejos de Dios pierde la esencia real, Mateo 15:8.
A esta clase de persona se le llama cristiano nominal, o sea, que solo se hace llamar cristiano o solo repite la palabra de Dios pero no la vive. Es por esto que Cristo nos enseña que por sus frutos los conoceréis, Mateo 12:33.
El corazón de estas personas no están alineado al corazón de Dios, porque en realidad su corazón y acciones demuestran todo lo contrario.
Para ejecutar el llamado de Dios no es imprescindible tener un total conocimiento. Y el primer fundamento en este punto, está mostrado cuando tenemos el primer encuentro con nuestro Salvador, de forma espontánea compartimos la grandeza de su amor, salvación y perdón recibido en un instante, Ezequiel 36:26.
Sin un conocimiento previo, el cambio, de la transformación es tan grande, que se hace notable la presencia del Espíritu Santo de Dios, dando testimonio vivo a todo el que nos rodea, Ezequiel 36:27. Por lo que la persona no tiene que esperar para ejecutar el propósito establecido en su vida, ya que éste será guiado por el Espíritu de Dios y su Palabra, Romanos 8:12-17.
Queda en claro que la visión de Dios inicia una vez se reconoce a Jesús como único y suficiente salvador, emprendiendo así un crecimiento espiritual cuando, escudriñamos su Palabra, siendo bautizado y dando testimonio vivo de lo que va aprendiendo. S. Juan 3:30 “Es necesario que el crezca, para que yo mengue.” Se desarrolla el carácter del fundamento de Cristo que nos mantiene firme en el servicio de la obra de Dios, sin limitar humanamente nuestro propósito.
Pues Él nos creó con habilidades, conocimientos y capacidades que serán usadas por Él, y en el tiempo, nos daremos cuenta de las grandes cosas que hacemos en el caminar con Cristo.